Sálvese quien pueda

Agustín Sánchez

Parecería una carrera contra el tiempo de la cual todos únicamente buscamos salir vivos. Esa excesiva invasión con noticias de crónica roja que todos reprochamos, van en incremento y se relacionan aquellas zonas o lugares que hasta hace pocos meses los considerábamos seguros. Evaluando los índices de criminalidad, en el primer año de gobierno, el presidente ha suscrito más notas de pesar por muertes violentas que contratos para la gestión de la seguridad pública.

El tiempo se agota, y no para el gobierno, sino para sus habitantes, las masacres en las cárceles y las escenas delictivas por doquier, son el pan de cada día. Vivimos en un estado de horror y asombro, el estado de derecho con el sistema de justicia que contamos, de a poco va quedando en el olvido. Simplemente ha caído el telón de lo que se ocultaba a modo de un narcoestado, el cual al verse amenazado obliga a sus cabecillas a marcar territorio a través de un claro mensaje de quienes desde hace mucho tiempo verdaderamente gobiernan este país, de esta manera pretenden que la consigna de paz se camufle en impunidad y carta abierta para el cometimiento de ilícitos.

Resulta complejo definir una salida, más aún con personajes que parecen improvisar al frente de las instituciones, y sobre lo cual no podemos dejar de ser críticos. Indiscutiblemente abrir mercados y atraer inversiones resulta fundamental para el crecimiento económico, pero la imagen externa que proyectamos con tanto hecho violento no nos será beneficioso. A esto debemos sumar que el Estado no solo debe preocuparse de la balanza comercial, sino de la seguridad y calidad de vida de sus ciudadanos prioritariamente.

Los tentáculos de la corrupción y bandas criminales se encuentran dispuestas a generar un caos para mantener su estatus de intocables, por lo que cualquier esfuerzo gubernamental o ciudadano aislado será insuficiente frente a un enemigo fuerte y poderoso. Nos queda unirnos o entregarnos completamente a las mafias.