Según la Organización Mundial de la Salud, «la salud mental es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad» (OMS, 2018).
Ante esto, es importante preguntarnos, ¿cuánta importancia le estamos dando a nuestra salud mental? ¿Somos conscientes de que nuestros pensamientos, sentimientos y manera de interactuar con los demás, además de la capacidad de disfrutar la vida, podría estar condicionado si no la tenemos?.
Asimismo, las presiones socioeconómicas, cambios sociales rápidos, condiciones de trabajo, alimentación desfavorable, discriminación y factores de la personalidad o psicológicos son, entre otros, quienes crean la vulnerabilidad ante trastornos mentales.
La pandemia en la que aún vivimos, ha dejado estragos en nuestra salud mental, gracias a la incertidumbre junto a las demás emociones negativas como temor, desesperanza, tristeza, sensación de soledad, entre otros; crearon situaciones de estrés que inundaron nuestras vidas; pero no debemos esperar más para empezar a cuidar de nosotros mismos.
Frente a lo anteriormente mencionado, necesitamos trabajar por nuestro bienestar mediante intervenciones como realizar ejercicio físico, cognitivos, de relajación, lectura, ocupar nuestro tiempo libre en actividades libres de situaciones estresantes y tener en cuenta que siempre podemos ir por ayuda profesional.
La enfermedad mental es real y nos tornamos vulnerables ante la misma cuando nuestra salud mental y sus determinantes no son favorables.