“Si roben, roben bien, justifiquen bien, pero no se dejen ver las cosas compañeros”. Fueron las declaraciones de una persona que representa a una provincia, que ocupa un cargo público que conlleva mucha delicadeza, sensatez y hasta prudencia, de lo contrario, el país en su contexto se desacredita quedando demostrada la poca madurez política que nos gobierna.
Posteriormente, lo justificó, pero fue demasiado tarde, el daño fue hecho; es por ello, que antes de expresar comentario alguno se debe analizar y estudiar detenidamente para que este tipo de errores no sean mal interpretados, más cuando, al ocupar una dignidad tan metódica que, hasta el Estado les entrega asesores con altos sueltos para que no existan equivocaciones que destruyan su dignidad. Sabemos que existen actos de corrupción y que este mal está arraigado en el sector público, pero no se puede decir que si desean roben bien, que justifiquen bien, porque se está incitando al hurto como forma de aprovechar la situación y el lugar en donde nos encontramos, incitando a robar como acto beneficioso; y, si estas palabras dijo una autoridad, que debe tener las cualidades y virtudes que el cargo amerita, al punto de no poder equivocarse, pero la falencia de la clase política es grande y gruesa, socapada por un sistema que permite ser a cualquier persona autoridad sin el mínimo estudio o preparación, haciendo que el país no pueda surgir ni progresar porque estamos envueltos en actos ilegales que se ha hecho costumbre y hasta normal en la cotidianidad pública. Es el momento de exigir a toda autoridad y servidor público, tener el mayor decoro y compromiso en sus labores, porque da mucha vergüenza e impotencia cuando vemos y escuchamos léxicos que carecen de sentido y desorden en las frases y oraciones.