Retorno a clases

Rocío Silva

No es fácil que las familias se adapten al retorno obligatorio a clases, sin embargo, es una necesidad inminente, porque, los efectos del cierre de las instituciones educativas son catastróficos en niños, adolescentes y jóvenes; ya decía Paulo Freire: “»Nadie educa a nadie —nadie se educa a si mismo—, los seres humanos se educan entre si con la mediación del mundo.»

Entonces, el mundo no puede circunscribirse a un monitor, o un teléfono celular. Todo el proceso de clases presenciales, implica un establecimiento de horarios y responsabilidades en la familia y el estudiante, para que la institución educativa cumpla con su cometido de bienestar, seguridad y desarrollo, pues es allí donde reciben educación, alimento y protección, donde juegan, hacen amigos y reciben el apoyo de sus docentes.

Es muy lamentable, según la UNICEF, que a nivel mundial se haya registrado un deterioro en la capacidad de los niños de leer, escribir y realizar operaciones matemáticas. En Ecuador, 6 de cada 10 estudiantes afirman que están aprendiendo menos desde el inicio de la emergencia. Y pese a que ha aumentado la conectividad (74.8% de los estudiantes del sistema público tiene acceso), solo 1 de cada 8 estudiantes cuentan con equipos para su uso personal, lo que impacta en su aprendizaje en línea.

Para el retorno obligatorio están vigentes disposiciones sobre uniformes, transporte escolar, bares y comedores, instituciones en mal estado, deseo de permanencia en clases virtuales, cambio de institución, alumnos vulnerables justificados, excepciones para docentes y trabajadores. La reapertura de las escuelas, permite avanzar en la reactivación económica, los padres que salen a trabajar con más tranquilidad, de igual forma el trabajo presencial pone coto a la triplicación de trabajo que se ha producido en muchos casos en el teletrabajo.

Este retorno a clases, antes que como obligatorio, hay que verlo como una oportunidad esperanzadora de volver a la construir una vida de interacción social, que implica cambios culturales, como el distanciamiento social, uso de mascarilla, lavado constante de manos, uso de alcohol; con la alegría de sabernos sobrevivientes de una pandemia, que todavía no ha terminado. [email protected]