Religión

Matías Dávila

En mi opinión de la semana anterior sobre el LGTBI tuve una contrarréplica muy intensa. Lo que lamento, y lo digo con todas las letras, es que haya sido desde la religión y no desde el criterio o el sentido común.

Milité en el catolicismo durante toda mi juventud. Luego fui “reclutado” por el evangelismo y ahí estuve 10 años. Incluso tuve la maravillosa oportunidad de predicar en más de 150 iglesias a nivel nacional. Pero al ser yo un buscador, porque eso es lo que soy, empezaron a hacerme ruido ciertas contradicciones en la doctrina y opté por separarme e ir en búsqueda de la verdad. Hoy, ya sin los bríos de la juventud, creo que la verdad es individual y no colectiva y además creo que cada camino es sumamente respetable. Por eso decidí hacer esta nota.

El marketing eclesial funciona de la misma manera que un multinivel. Frases huecas como “no tengo una religión sino una relación”, son repetidas cientos de veces sin que los fieles se detengan a analizarlas. Los cristianos más ortodoxos no se arrodillan, sino que “doblan rodillas”. No alaban a Dios con una pandereta, sino que lo hacen con un “pandero”. No dan gritos de alegría sino de “júbilo”. Para ellos la música del “mundo” es aquella que no es hecha por un cristiano. Hay quienes, y lo sé porque los conozco, que fabrican platos cristianos, tazas cristianas y hasta cobijas cristianas. Es decir, se convirtió en un negocio más que en una filosofía.

Cada congregación, así todas utilicen la biblia como referente, puertas adentro creen que solo ellos tienen la “sana doctrina”, que no es otra cosa que la “verdad oficial”. Es decir, no es como en el catolicismo que hay una institución que rige a todas y uno puede oír misa donde le coja el domingo, sino que aquí uno se debe a su congregación. ¿Por qué? Vaya usted a saber.

Me quedo con un versículo que está en Santiago 1:27 “La religión pura y sin mácula delante de Dios Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones…” cosa que poco, pero muy poco hacen los creyentes que se dan los golpes de pecho.