Recordando a María Paula Romo

Carlos Arellano

El pasado fin de semana, en la provincia de Imbabura, un grupo de políticos, empresarios, exfuncionarios de Estado, académicos, entre otros, se sentaron a dialogar en un evento denominado los “Consensos de Cusín” cuyo objetivo es, según sus organizadores, alcanzar acuerdos en beneficio del país.

En esta cita participó la exministra de Gobierno María Paula Romo y otros exfuncionarios de la administración de Lenín Moreno. El regreso de Romo al país sorprendió a todos. ¿Por qué su retorno causó regocijo y malestar en distintos actores políticos y sociales? Repasemos su historia.

Romo fue parte activa de la Constituyente de Montecristi impulsada por el expresidente Rafael Correa. Durante años simpatizó con el extinto partido político “Alianza PAIS”, incluso, gracias a esta organización alcanzó una curul en la Asamblea Nacional. Al romper con PAIS, sus amigos de partido se convirtieron en sus enemigos. Posteriormente asumió el Ministerio de Gobierno durante la presidencia de Moreno, cargo que la sepultó políticamente.

Para los sectores más extremistas, Romo es considerada la responsable de la represión que protagonizaron las fuerzas del orden durante las violentas manifestaciones de octubre de 2019. Para otros fue la funcionaria que impidió que el golpe de Estado, orquestado por organizaciones afines al correísmo, se concrete.

En noviembre de 2020, Romo fue censurada por la Asamblea Nacional. Fue acusada de emplear bombas lacrimógenas caducadas durante la revuelta de octubre de 2019. Sin embargo, la verdadera censura fue por preservar la democracia, evitar que se consolide un golpe de Estado y defender al país de la violencia, de la intimidación y del terrorismo.

Como ministra no solo denunció la corrupción en el manejo de los fondos de la seguridad social de la Policía Nacional, enfrentó al crimen organizado y jamás dejó de trabajar en los peores momentos de la pandemia de la covid-19.

¿Cometió errores? Sí. ¿Debe ser investigada? Sí, para determinar su responsabilidad o no. Pero sus detractores al no encontrar los medios para inculparla de delitos que no cometió, instauraron sobre ella el discurso de asesina.

Tarde o temprano la historia será honesta con Romo y le reconocerá el trabajo que cumplió a favor del país.