El fantasma que me acompaña es muy juguetón y madrugador.
Se levanta 3 am, exagerado a las 4.
Desde esa hora quiere que lo acompañe, me levanto por un café y entablamos charlas muy profundas, la situación del país, de la ciudad, a veces topamos temas personales.
Este fantasma aparte, es un fantasma «moderno», siempre le llamó la atención la tecnología, le gusta el sonido del teclado de la computadora, le gusta el brillo de las pantallas, pero como todo buen fantasma también le gusta jugar con los interruptores.
Prende una luz, me levanto a apagarla, luego prende otra, me rindo y mejor empezamos con la charla.
Desde que el presidente Daniel Noboa anunció los cortes eléctricos en el Ecuador, mi fantasma se siente aburrido, a lo lejos escucho como acciona los interruptores, y no le funciona el truco para despertarme.
Optó por lanzar cualquier tereque olvidado en mi veladora y ese método en lo personal no me gusta, porque creo que la luz era más sutil que despertarme con ruido.
Señor Presidente, ya que no piensa en los vivos, al menos piense en este grupo históricamente excluido (minorías que les llaman). Hasta los fantasmas están aburridos porque al momento aún no hay solución, hasta a ellos les toca ponerse creativos y sus ministros, nada.
Por favor, que alguien piense en los fantasmas.
Rogelio Durán