Patrimonio cultural

Positividad tóxica
Personaje lojano

Álvaro Peña Flores

 En la vida conyugal, vivida en la Familia, la pareja, debe constituir una sola persona moral regida y animada por la inteligencia del hombre y el gusto de la mujer. Inteligencia fundada en la experiencia y el gusto por la sensibilidad propia de la femineidad. La experiencia no debe predominar de forma grotesca ni ruda, sino en consecuencia a la piedad, fragilidad y el sentimiento que es propio de aquella que se dona a proporcionar satisfacciones al objeto amado.

La escena anterior más que un poema sensual, refleja la intimidad donde se desenvuelven los actores principales de la familia, haciendo alusión a la importancia y efecto que este elemento produce en la sociedad. El 15 de mayo de todos los años se celebra el día internacional de la Familia cuya finalidad es “reconocer, identificar y analizar cuestiones sociales, económicas y demográficas que afectan a su desarrollo y evolución”. Reconocer que su rol en la sociedad es insustituible como núcleo en donde se gesta la vida, se forman los seres humanos sus primeros años de vida, siendo también la primera escuela donde se aprende y transmite los valores que acompañarán a las personas en su crecimiento y culminen de sus metas. Identificar y analizar sus brechas afectivas, sociales y económicas es vital porque de allí surgen las políticas que ayudan a reforzar sus bases y mejorar sus condiciones de vida.

La familia como patrimonio de la humanidad debe estar cuidada y atendida en todos sus frentes, porque es la base del bienestar emocional y psicológico de las personas y de donde surgirán los nuevos líderes políticos, sociales y religiosos. Parafraseando un poco a Teodoro Guerrero diría que, la familia ofrece los goces más puros del amor, donde se nace, se forma y se es dichoso, donde se abren las virtudes sublimes y perfectas, se aguarda sin miedo sucumbir y morir.

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