“¡Vecino, vecina! ¿ya se puso su vacuna?” …estas palabras se escuchan desde el perifoneo móvil que circula por las calles de la ciudad. Inevitable prestar atención a la invitación que se hace “puerta a puerta” para inocular a quienes aún no completan su esquema de dosis contra el covid.
“¡Vecino, vecina! Usted tiene más de mil razones para ir por esa vacuna” …continuaba la voz del locutor en el perifoneo, a la vez que detallaba también los puntos oficiales de vacunación habilitados por el sistema público de salud en la ciudad.
Se trata de la segunda etapa del programa ‘Oxígeno para salvar vidas’ financiado por USAID, ejecutado por Fundación Esquel y autorizado por el Ministerio de Salud Pública. En la primera etapa enfocó su aporte a la contención de la pandemia a través de la entrega de concentradores de oxígeno a unidades médicas públicas, en el punto más crítico de contagios.
En su segunda etapa, la estrategia del programa es muy ‘sui géneris’: hacer un barrido para inocular a las poblaciones rezagadas, mediante la implementación de brigadas móviles de vacunación.
La meta es llegar a más de 300.000 personas en nueve provincias: Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Bolívar, Cañar, Guayas, Los Ríos, Santo Domingo Tsáchilas en un total de 70 cantones. La estrategia tendrá una duración de 10 meses.
La fase de sensibilización del proyecto tiene por objetivo construir conciencia crítica sobre la importancia social de vacunarse para lograr la inmunidad de rebaño. En la fase de persuasión se busca que la comunidad e instituciones actúen de manera favorable con acciones de concientización sobre la importancia de vacunarse para cuidar su vida, las de sus familiares y su comunidad.
Sin duda, este es un gran ejemplo de participación colaborativa entre actores de la sociedad civil, autoridades locales y organizaciones sociales. La suma de voluntades y acciones efectivas ha puesto en marcha una gestión complementaria para levantar ese gran escudo de protección anti covid que el país debe alcanzar y sostener.