En nuestro Día Internacional nos tomamos de las manos para cantar a viva voz: aquí estamos, viviendo, luchando, compartiendo, meditando, soñando, amando, exteriorizando los sentimientos, afrontando los vaivenes y encrucijadas que depara nuestra existencia. Agradecidas por las bendiciones recibidas, férreas y valientes para decir la verdad, luchar por la justicia, encarar los agravios del cruel destino y la mediocridad, desatinos que la ignorancia e irreflexión contaminan los crueles momentos de la existencia avasalladora por pandemias, miseria, opresión y podredumbre política. A través de los años se colige que la vida nos acaricia o lastima siempre con el don latente de encontrar las cosas comunes e insignificantes, de gozar, sufrir, sentir, recordar, descubrir, crear, amar.
Llegó el día dedicado a nosotras, a ti, a usted, a ella, a la niña, a la joven, a la adulta, a la vida de una mujer que puede ser la sucesora de vidas, cada una viviendo su existencia, girando alrededor de una situación emocional poderosa o en medio de un tremendo desafío, experimentando la marca de una experiencia muy intensa, escuchando mensajes, mandatos, con pasiones y sueños. Transitamos por un largo sendero empedrado de pasión, dolor, alegría, desafíos, expertas en dificultades. Recordemos que somos felices como resultados de los propios esfuerzos, de la lucha constante enfrentando la vida.
Los propios esfuerzos nos coronan como seres útiles con ingredientes necesarios para vivir, con gustos sencillos, aceptando las adversidades y enemigos gratuitos que nunca faltan, con la satisfacción de vivir con amor al trabajo, a los demás y a lo que somos, sobre todo con una conciencia tranquila y la satisfacción de vivir sintiendo confianza en sí misma, con elevado nivel de honestidad.
No olvidemos la entereza y fortaleza de la valiente luchadora Klara Zething que incansable batalló por la justa reivindicación de la mujer; necesitamos nuestro espacio, tiempo y atención con alto respeto y consideración.
¡Feliz Día Mujer!