Eddy Arrobo Rodríguez
La provincia de Loja es conocida por ciertas características físicas, históricas y culturales; consecuentemente, a su población se le atribuyen particularidades como: talentos artísticos, intelectualidad y religiosidad.
Desde la época colonial nace la fe por NUESTRA SEÑORA DEL CISNE y dentro del ámbito cotidiano social, político y religioso: la glorificamos, alabamos y exaltamos, en gratitud a los favores recibidos.
La historia revela el respeto religioso del libertador Simón Bolívar, con el que implícitamente le rinde pleitesía a la leyenda de nuestra reina y gracias a su intervención en la ciudad de Guayaquil, en el año 1829, expide el decreto para favorecer el culto a nuestra virgen, ordenando y reglamentando en forma oficial, su traslado, festividades y el establecimiento de la Feria de Loja, para el intercambio comercial y promoción cultural, constituyéndose así, en la primera feria de América.
Cada 20 de agosto, los lojanos llenos de júbilo, con una desbordante felicidad, recibimos a nuestra madre celestial en su grandioso ingreso a la ciudad y con ello, empieza a desarrollarse y manifestarse ese sentimiento de devoción y pertenencia con el cual nos identificamos, saliendo a la luz nuestros valores religiosos que constituyen la base cultural de la lojanidad.
En medio de la pandemia mundial por coronavirus, tener a la Virgen del Cisne cerca de nosotros, nos renueva la fe, fortalece el espíritu y nos llena de esperanza, pues nos sentimos cobijados con su sagrado manto, por ello es indispensable fomentar y fortalecer ese sentimiento de total respeto y profunda veneración a la sagrada imagen de Nuestra Señora del Cisne, pues, es parte de nuestra identidad cultural y religiosa que ha dado a conocer nuestra fe, a nivel mundial.