Nuestra realidad y los augurios

Jaime López

Sometidos por el gregoriano, cada período marcado por el mismo, se vuelve imperativo en buena parte del mundo prodigar los abrazos, enlazar nuestras costumbres a muñecos que llamamos años viejos , diablos y diablitos, chorizos y viudas lloronas, en fin, todos somos un eslabón de la cadena que apremia  las realidades personales con el fin de que dejen de ser y  disimulen y sean compartidas, con el cariño que siempre queda , con la familia, amigos, con los compañeros de labores, jefes y subordinados, y en los diálogos que desbordan anhelos, desnudar un poco la realidad que fue aspirando que sea mejor y que nuestros organismos sepan combatir lo que  puede llegar atrás del descuido o de la  medicina no asimilada. Le es muy duro al articulista  despegarse del sonido  cada vez más intenso y cruel de la despiadada crónica roja que, día tras día, aumenta el tono de las voces de los cientos de asesinados que claman por todos los sectores que no se saca nada castigando al culpable, si es que atrás de él existen  salvajes que multiplicarán a los sicarios y los testigos, muchas veces que somos nosotros, no conformamos escuadrones de mentes pensantes, que dejemos de rasgarnos las vestiduras, para reflexionar  profundamente en que es hora de ira cambiando la realidad interna y dejarnos de ser títeres de una publicidad estúpida, por ejemplo y desarrollar nuestro ejercicio de la política como debe ser. Como no emplear el calificativo que merece la ciudadana que, frente al desate incontrolado de la campaña electoral, patrocina a la colorada, una marca de cerveza, y pretende su reelección para ejercer una dignidad que antes de ella, en tres alcaldías anteriores, recuperó algo de la nobleza octubrina, y que se empeñó en medio de sus desates sensuales, en convertirla en un antro. Cómo aceptar que la publicidad ilegal se acepte como slogans para carteles que se los coloca en postes y muros de viviendas, como aceptar que no se hayan revisados los pronósticos de sequías inclementes que provocarán los racionamientos de electricidad, como aceptar que esto que llamamos democracia, sea nuestra realidad, si seguimos pensando que el voto nulo sea lo que nos queda. Cómo desconocer las obras ejecutadas en nuestras ciudades y equivocarnos en las urnas porque no nos detenemos a pensar cómo seres racionales?