El Estado tiene justificación de recaudar impuestos, para seguridad, salud, educación, justicia y cobrar tasas por servicios eficientes de agua, luz, recolección de desechos. La obra pública debe ser concesionada de entre empresas, incluyendo el Cuerpo de Ingenieros del Ejército que ofrezcan construirla en el menor tiempo, con los mejores materiales para su perdurabilidad, a un costo razonable, de acuerdo al mercado, con el mayor plazo de recuperación de la inversión; cualquier cobro adicional, es robo, porque atracan más dinero de nuestros exiguos ahorros, lo cual nos empobrece, mientras enriquece a una caterva de delincuentes que hacen de la política y el cargo público, una profesión lucrativa con nuestros ahorros.
En la década infame, la de mayor ingreso fiscal en nuestra historia, el 70% provenía de impuestos y el 30% de petróleo de más de 100 dólares el barril. En este orden de reflexión, el servicio de luz eléctrica es ineficiente, su cobro es exagerado. Por la pandemia, muchos negocios están cerrados, sin embargo, las planillas no bajan significativamente su costo, lo que encarece este mal servicio, porque hay apagones sin anuncio, cortes sin previo aviso.
Si el sistema está automatizado para cobrar con celeridad y amenaza, deberían utilizarlo también para anunciar en línea, a través del número del teléfono móvil registrado: cuánto debemos pagar y alertarnos con 72 horas previas al corte del servicio. De ese modo ahorran personal que notifica con papeles que contaminan.
En lugar de ser más eficientes, han implementado una nueva modalidad de extorsión: cortan el servicio de luz el día viernes, pese a estar al día en el pago. No lo reconectan inmediatamente. Crean ansiedad en las personas afectadas en sus domicilios y negocios. Les obligan a hacer gestiones personalmente, en pandemia. Incrementan el valor en la siguiente planilla, por «reconección». ¡ineficientes! Es hora de sanear lo público, de tanto inepto, sembrado para que el narco-comunismo coseche votos. ¡Primero mi Patria!