Momento del oportunismo

Agustín Sánchez

Con la proclamación de los resultados electorales que adjudican la victoria al candidato Guillermo Lasso, los oportunistas no se han hecho esperar flameando la bandera del triunfo, lo que nos trae a la mente esa famosa frase “La victoria tiene muchos padres. La derrota es huérfana”, la cual muchos atribuyen a Napoleón Bonaparte y otros a John F. Kennedy. 

Muy pocos actores políticos han marcado una línea opositora de inicio al nuevo gobierno, el resto, inclusive el propio correísmo ha dado luces para lograr acuerdos de gobernabilidad, situación que, despojándonos de lo nocivo que pudieron ser sus años de gobierno, realmente es lo que necesita el Ecuador ¡Consensos! 

Lamentablemente las experiencias históricas demuestran que estas “buenas intenciones” generalmente constituyen estrategias a modo de caballo de Troya, para consolidar mecanismos desestabilizadores, que se filtran en espacios de poder y terminan erosionando las instituciones democráticas, basta observar lo ocurrido en el gobierno saliente y darse cuenta que, ceder ciertos espacios puede costar muy caro.

Como buenos ecuatorianos las críticas y exigencias al nuevo gobierno (aun no posesionado) no se han hecho esperar, queremos y creemos, que desde el 24 de mayo próximo todo debe funcionar como aquellos países europeos que caminan en el sendero de la vanguardia en el respeto a los derechos humanos y gobiernos inteligentes, lo cual nos convierte sin darnos cuenta, en la barrera más difícil de superar contra todo aquello por lo que la mayoría optó por erradicar con su voto. El presidente electo afianzó una imagen y campaña ganadora en la segunda vuelta, pero sus falencias a criterio personal, se centran en su capacidad de crear y fortalecer núcleos sólidos de gobierno, hay que diferenciar una campaña, de lo que implica gobernar por cuatro años. En la primera se vende esperanza, en la segunda las reglas y muchas de las herramientas están impuestas, desdibujando aquel objetivo ideal ofrecido en campaña.

Si la retórica común ciudadana será la de exigencias sin compromisos, nada nos sacará de ese estado de inconformidad infinita, mantendremos viva a esa clase política voraz y depredadora que se enquista en el poder sin importar la tendencia ideológica mientras sus intereses le sean satisfechos.