UTOPÍA DE UN CONDUCTOR

Lasso: primer año
Personaje Eddy Arrobo

Eddy Arrobo Rodríguez

Una de las grandes problemáticas sociales sin resolver, es la concerniente a la actividad que tiene relación con los conductores profesionales, tanto en el ámbito público como en el privado, pues con frecuencia la ciudadanía realiza reclamos por el deficiente servicio que estos ofrecen y, en muchos casos, son etiquetados peyorativamente por sus deficientes habilidades en el volante y falta de empatía con los transeúntes.
Así pues, como un ciudadano más, que aspira el mejoramiento de esta actividad, hago un llamado a una renovación cultural de estos profesionales, quienes se encuentran ante el reto de brindar una nueva imagen a la sociedad, teniendo como lema el respeto a la vida y a través de su conducción responsable se acaten las leyes de tránsito.
Por otro lado, es necesario que los dirigentes de los respectivos Sindicatos, brinden una formación de calidad, con docentes idóneos que garanticen los procesos formativos de las diferentes escuelas de conducción, de las cuales egresarán seres humanos respetuosos consigo mismo y con la sociedad.
Sin embargo, es penoso ver que ningún dirigente demande el respeto a la jornada laboral, ni que se establezca un salario por categoría o experiencia del conductor. Es hora de que los sindicalizados sean reflexivos al elegir a sus directivos, ya que en muchos casos utilizan a los gremios como plataforma política para satisfacer sus intereses personales. Hay que subrayar que la misión de sus representantes no es otra que la de asegurar un salario justo, pago de horas extras, afiliación a la seguridad social, gestionar y crear seguros para protección del socio y su familia, supervisar la explotación y maltrato a sus afiliados, construir paraderos estratégicos de descanso. Es indispensable una visión colectiva para transformar esta utopía en realidad.

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