Recógete a ti mismo

Positividad tóxica
Personaje lojano

Álvaro Peña Flores

¿Estar ocupados u ociosos es un accidente o un rasgo inseparable de nuestro ser? Es la pregunta que se hacía el autor de un artículo (David Lorenzo Cardiel) respecto a la quietud u ocupación que el ser humano le dedica a los asuntos de su vida. Me pareció interesante el enfoque que le daba a los afanes del hombre porque dada la nueva realidad que vive, el periodo pandémico debió ser de análisis y razonamiento de lo que hace para y por vivir.

Aristóteles decía que el pilar fundamental del bienestar humano es la contemplación, la capacidad que tiene el hombre para el autoconocimiento pleno, adentrarse en sus pensamientos y misterios, entender qué es algo y su sustancia y consecuentemente el origen de las cosas, Dios.

La explotación laboral, el uso desmedido e irresponsable de la tecnología, la acumulación de bienes, el desorden social y político, las guerras y el odio en el mundo y muchos otros asuntos personales hoy han incrementado la ansiedad y el estrés en todas las personas y consecuentemente la ocupación, alejándonos de la auto contemplación, relegándola a segundo plano.  Es algo irónico que el poco tiempo libre que tenemos lo dedicamos a las alineaciones personales y vicios desmedidos cuando debería ser el tiempo de análisis introspectivo para encontrar sentido a lo que hacemos.

“Recógete a ti mismo” decía Marco Aurelio en su famosa Meditaciones. El ser humano tiene un guía interno que actúa como juez, que a su vez lo direcciona hacía lo que realmente debe hacer feliz al hombre. Huyendo de la agitación mundana, podemos hacer de la ocupación un accidente para direccionar la atención a en nuestro interior y encontrar el punto exacto del equilibrio emocional que nos hará sobrios, serenos y felices.

[email protected]