Eddy Arrobo Rodríguez
No se necesita ser experto en el tema de salud para dar una opinión sobre la problemática sanitaria que por años vive nuestro país y que se viene ahondando más, a consecuencia de la pandemia Covid-19, la misma que nos permite visibilizar que el sistema de salud nacional público y privado, requiere del establecimiento de un nuevo modelo de gestión para la administración de la salud.
Con la vivencia de la saturación y colapso de la infraestructura de salud pública, los familiares de los contagiados, pertenecientes a todos los segmentos sociales sin distinción, con el afán que sus enfermos sanen, se vieron en la urgente necesidad de trasladarlos a las respectivas clínicas privadas del país. Aquí es donde empieza el calvario económico para todas las familias que desafortunadamente requieren del servicio de salud y de medicinas, a quienes, les hacen firmar pagarés, letras de cambio, y demás documentos que garanticen el respectivo cobro; además se ha llegado a posiciones inhumanas, ya que prevalece el criterio mercantilista de los dueños de las clínicas, en donde los pacientes han sido retenidos, y en el caso de fallecimientos, no se han entregado los cuerpos a sus familiares.
En este entorno, el nuevo gobierno está en la obligación de mejorar el sistema de salud pública, esto con el objetivo de lograr un estándar de salud integral y de buena calidad, que le permita posicionarse de mejor manera del servicio de salud privado, con lo cual este dejaría de cobrar tanto, ya que perdería su preferencia; por lo que es fundamental y prioritario que se asigne un mayor presupuesto, se respete el dinero de los afiliados y se eliminen las mafias enquistadas de mandos medios que tienen secuestrada a las instituciones de salud y las utilizan como botín político.