La Virgen del Cisne y la feria de Loja

Eddy Arrobo
Eddy Arrobo

Eddy Arrobo Rodríguez

Como toda nación o territorio el Ecuador cuenta con varias costumbres y tradiciones, que se destacan y se convierten como parte de su acervo cultural. La provincia de Loja no es la excepción, ya que a lo largo del tiempo a su población se le atribuyen características singulares que le dan su propia identidad, como lo es su alta religiosidad, talento e intelectualidad, por lo que es reconocida como la capital cultural y musical del país.

Cada 20 de agosto, los lojanos y romeriantes llenos de júbilo, con una desbordante felicidad, recibimos a nuestra madre celestial en su grandioso ingreso a la ciudad; y con ello, empieza a desarrollarse y manifestarse ese sentimiento de devoción y pertenencia con el cual nos identificamos, saliendo a la luz nuestros valores religiosos que constituyen la base cultural de la lojanidad.

La historia revela el respeto religioso del libertador Simón Bolívar, con el que implícitamente le rinde pleitesía a la leyenda de nuestra Reina del Cisne y gracias a su intervención en la ciudad de Guayaquil, en el año 1829, expide el decreto para favorecer el culto a nuestra virgen, ordenando y reglamentando en forma oficial, su traslado, festividades y el establecimiento de la Feria de Loja, para el intercambio comercial y promoción cultural, constituyéndose así, en la primera feria de América.

Desde este sábado 27 de agosto hasta el 18 de septiembre del año en curso, se celebra la edición 193 de la feria de Loja, razón por la cual las autoridades y pueblo en general estamos en la obligación de ser excelentes anfitriones de los peregrinos que desafían el cansancio y las inclemencias del tiempo, con el único objetivo de renovar su fe, amor y veneración a su protectora espiritual.

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