“Quién nos iba a decir que en pleno siglo XXI la felicidad se convertiría en un instrumento de tortura”[1], esta es una descripción real y por la cual el autor José Carlos Ruiz en su obra “El Arte de Pensar” te hace cuestionar lo siguiente: ¿estas condenado a ser feliz por obligación.? Desde los inicios de la creación, el ser feliz conlleva a una búsqueda de satisfactores, dependientemente emocionales y no necesariamente materiales, que nos permiten sentirnos más equilibrados en la vida; pero, ¿qué sucede cuando generaciones enteras han caído en la trampa de la felicidad?, el sentimiento de una mezcla de castigo e inconformidad por conllevar patrones transgeneracionales y de consumo, estándares ficticios, tendencias e imitaciones, donde en el reloj de la vida el tiempo es corto, y larga es la búsqueda de la felicidad, muchas veces por un mundo externo que no se asemeja a lo que es la vida real.
Una sociedad desnivelada, de sistema capitalista y libre mercado, se enfoca en dominar las emociones del ser humano, anulando el pensamiento crítico y de raciocinio, para así producir un estado de desequilibrio que conlleva a la infelicidad.
La razón y el pensamiento, son dos facultades que menciona José Carlos Ruiz, donde la primera, no implica sentimiento ni emoción, dejando como resultado seres humanos vacíos con alma de cántaro, mientras que el pensamiento, implica una mezcla de razón y emoción, siendo las más importantes en el desarrollo del equilibrio humano.
Para alcanzar la probabilidad de éxito, se necesita meditar sobre nuestra filosofía de vida, tener un dominio de las circunstancias y el contexto que nos rodea. Nadie nos ha dicho que el camino de la vida es fácil; pero sí que: “la felicidad es un modo de ser, un modo de pensar y sentir la vida del cual se puede aprender”[2].
[1] José Carlos Ruiz, El arte de pensar.
[2] Ibídem.