La buena Gestión de Riesgos garantiza el Desarrollo Sostenible

Priscila Amalia González Briceño

Millones de personas caen en la pobreza cada año debido a conmociones que van desde condiciones meteorológicas severas, hasta grandes desastres como: sequías, inundaciones y, como lo demuestra el COVID-19, enfermedades pandémicas y epidémicas. Los cambios ambientales provocados por el cambio climático y la explotación insostenible de los recursos de la tierra, están haciendo que muchas personas y ecosistemas sean cada vez más vulnerables, aumentando así la escala y la frecuencia de los peligros.

Las inversiones ciegas al riesgo y las opciones de desarrollo que entretejen los peligros, la exposición y las vulnerabilidades económicas, sociales y ambientales, son una intrincada señal de riesgo de desastres.

La pandemia por COVID-19, que rápidamente pasó de una emergencia de salud pública, a una crisis socioeconómica, que se superpone con otros desastres, es una clara evidencia de cuán profundamente el riesgo de desastres está arraigado en nuestros métodos actuales de consumo y producción. Dado que se están invirtiendo enormes sumas en la respuesta y recuperación de COVID-19, debemos asegurarnos de que estas inversiones se den en función de la gestión de riesgos y nos guíen a un futuro más resiliente.

Para ayudar a desarrollar la resiliencia ante los riesgos climáticos y de desastres, se debe generar un cambio de paradigma, en donde la gestión de riesgos sea vista con el enfoque de procesos continuos intrínsecos al desarrollo sostenible.

Ecuador debe asumir esta responsabilidad, aprovechando este período de transición, reconociendo que es urgente trabajar, generando conocimiento entre los distintos sectores e instituciones, así como dentro de estas, y asegurarnos de que exista armonía entre las políticas y las actividades.

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