Eddy Arrobo Rodríguez
La memoria histórica nos señala que la evolución de las conquistas laborales es el resultado de la tenacidad y la lucha constante en las calles para asegurar un mínimo de equidad y justicia en las relaciones laborales de la clase trabajadora.
Uno de los grandes retos que tiene el actual gobierno es la generación de empleo, por esta razón, el Presidente Guillermo Lasso, presentó a la Asamblea Nacional, el proyecto denominado ”Ley Orgánica de Creación de Oportunidades, Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal”, el mismo que puesto a consideración de la misma y del Consejo de Administración Legislativa, fue devuelto al ejecutivo.
La sorpresa es que con este proyecto se regularía una especie de “esclavitud moderna”, dando paso a un régimen laboral alternativo al Código del Trabajo, el cual es inconstitucional porque vulnera los derechos reconocidos en los Tratados Internacionales de la OIT. Los asesores de esta Ley, deben saber que en ningún país un trabajador despedido le tiene que pagar una remuneración al empleador; además, desconocen que el trabajo no se genera esclavizando, quitando derechos, ni creando leyes paralelas, que van en contra de los derechos adquiridos; sino creando políticas públicas para fomentar y fortalecer la producción y comercialización, asistencia técnica profesional, créditos a largo plazo con tasas de interés como las prometidas en campaña electoral y creando incentivos tributarios.
En nuestro país la Ley de Justicia Laboral, que fue la última reforma al Código del Trabajo, es una Ley garantista, que precautela los derechos de los trabajadores; contrario a este nuevo proyecto de Ley de Oportunidades que es retroactiva de derechos, sesgada por el beneficio de los empresarios y las tercerizadoras.