Libertad tóxica

Iván Paredes

Nos han hecho creer que vivimos en libertad como principio inherente al ser humano, que gozamos de plenas libertades para escoger autoridades que poco o nada hacen por el bien social, pero como hay más de donde seleccionar, ¡qué más toca, y que más da!, y desde este espacio nos envuelven diciendo que vivimos en democracia y libertad, cuando los “iluminados” nos limitan el grandes valores, como el libre tránsito, la libre asociación y reunión, porque es el mecanismo más fácil y rápido para decir que están preocupados de los acontecimientos, convirtiéndose en una ruleta rusa nos damos la vuelta sin encontrar respuestas, recordemos que son dos años de pandemia y ¿se ha visto resultados? ¿Ha mejorado la asistencia social y de salud?, pues, cada persona tiene su respuesta.

Mientras, un grupo social tiene la seguridad y asistencia, donde acuden a su lugar de trabajo pasando un día, gana sueldos superiores a 2 mil dólares, están bien protegidos y tienen todo, pero no saben siquiera tipiar un teclado.

Mientras que, la gente humilde que debe salir a vender los productos que han invertido con el poco capital obtenido, caminado y escondiéndose para que nos les quiten su mercadería, soportando las inclemencias del clima, están limitados, a pesar que podemos observar como la ciudad se convierte en una caos, sin que nada ni nadie presente una verdadera política pública para el mejoramiento; es que, para que hacerlo si nos creemos los intocables donde el bienestar individual está por encima de la crisis social, convirtiéndose en una libertad tóxica donde cada quien hace lo que mejor la conviene; y, que podemos hacer los ciudadanos: escuchar, callar y obedecer, caso contrario, eres mal visto, señalado y excluido, como están haciendo al ingresar a supermercados privados.

Es el momento de preocuparnos por todos con verdaderas leyes que pongan fin a esta sicosis social.