Ley de comunicación al trasto

Ceciilia Chacón

Uno de los méritos del gobierno de Moreno, fue dejar atrás la LEY MORDAZA, promoviendo un estado de derechos para la libertad de expresión y la tolerancia, ósea devolverle a la Ley su enfoque de derechos y no de instrumentalización. Les guste o no, este mérito lo reconocen los medios privados, públicos, comunitarios y otros. Sin embargo, el veto mixto (por inconstitucionalidad e inconveniencia) del Presidente Lasso vuele a colocar a la Ley Orgánica de Comunicación como la manzana de la discordia y como pretexto para echar al trasto los avances en materia de libertad de expresión y derechos de comunicadores o periodistas.

Cuesta mucho pensar que en este país ninguna Ley dure. El veto total era una opción decisora para varios nudos críticos de la Ley y que hoy con el veto mixto tienen olor a retroceso como, por ejemplo: a la CORDICOM que debe ser un ente técnico le vuelven a dar potestades de controlar contenidos; vuelve la responsabilidad ulterior que en buen cristiano sería la censura previa; y el poder sancionador que tenía la SUPERCOM le dan ahora a la Defensoría del Pueblo.

El otro nudo crítico es la Asamblea Nacional, sí, ese es un nudo crítico porque las leyes en este país pasan por conveniencias políticas y no por intereses nacionales. Nuevamente estamos al riesgo de los pactos políticos. El veto mixto no arregla nada, volvemos a lo de antes, al peligroso escenario de no contar con el mecanismo de protección y garantías en casos de violación a los derechos de los periodistas.

Ya los más entendidos han dado suficientes argumentos que la distribución de frecuencias, lo tributario, la erogación de impuestos al papel y equipos tecnológicos para uso de los medios de comunicación, IVA entre otros, deben ser motivo de otra Ley; esto con la finalidad de proponer un marco normativo de derechos y no un marco normativo de los bienes que son también fundamentales para la comunicación.

Definitivamente votaron al trasto lo ganado, y luego harán cuenta de lo perdido.