La retomada

Iván Paredes

La lucha por la reivindicación de sus territorios ha hecho de las comunidades y pueblos indígenas un proceso a largo plazo y de una constancia insuperable que ha pasado de generación en generación; pero ese mismo paso del tiempo se ha convertido en una desintegración de sus miembros que les ha llevado a la ambición y el materialismo individual, lejos de sus principios indígenas; para colmo de males, los Estados no han podido ni sabido cómo resolver esta controversia por su corta creación y la manera como desembocó el sistema contemporáneo.

A pesar que la retomada es un proceso de varios años, pero que no ha sido identificado por estar incluido dentro de todos los derechos colectivos, en la actualidad se ha ido destapando dando inicio a la reparación social y ambiental; para ello, el Estado debe identificar con exactitud si la retomada cumple sus condiciones, primeramente, como pueblos y nacionalidades, para luego establecer la trivialidad, de lo contrario, no generaría tal condición, a pesar que se manifieste el despojo de sus tierras a determinada comunidad dando como resultado la disminución del pueblo y desaparición de lenguas, cultura y existencia; es allí, donde los actuales generaciones indígenas no han sabido cómo sobrellevar esta lucha de sus antepasados al convertirse en ciudadanos citadinos conjuntamente con los otros.

Determinados pueblos del continente africano que fueron expulsados de sus tierras, llevados contra su voluntad y utilizados en la esclavitud, hoy exigen la retomada como valor a su cultura y respeto a sus antepasados. En Brasil, la comunidad de los Quilombolas ha exigido sus derechos mediante la retomada, proceso que vienen exigiendo desde 1970. Un caso particular, es el sucedido en la ciudad de Quito, donde la comuna Tanda Pelileo reclama 127 hectáreas del Parque Metropolitano, pero que no ha podido ser demostrado a pesar de tener una sentencia de parte de la Corte Suprema de 1911, de aquel entonces.