La fastuosa hipocresía

Positividad tóxica
Personaje lojano

Álvaro Peña Flores

La hipocresía está presente en nuestras vidas, forma parte del modus vivendi de los seres humanos, en todas las esferas, los estratos y las culturas. Dominamos los versículos bíblicos pero qué lejos están nuestras acciones de asemejarse a ellos. Nos autoproclamamos socialistas pero nos encanta la vida y los gustos capitalistas, ahora hay desde veganos, progresistas y un sinfín de etiquetas que el mundo ha creado para distinguirnos los unos de los otros. Pero ¿Qué somos en realidad? ¿Hacia dónde va esta absurda actitud?.
Lo acontecido con la boda del hijo del Vicepresidente de la República irónicamente ha despertado el interés de más de un “defensor” de los bienes públicos, de los que “velan y sufren” por los menesterosos y, de los que se rasgan las vestiduras por los pretenciosos requerimientos que la organizadora de bodas ha solicitado a las autoridades capitalinas, que para mala suerte de ella no faltó aquel enemigo que filtró la información para polemizar y politizar el asunto, y vaya que lo consiguió.
Es innegable que la situación económica del país está muy mal, como la de todo el mundo; que con los efectos de la pandemia la pobreza ha aumentado significativamente; que las ofertas de campaña del presidente quizá ni las llegue a cumplir, para gusto de muchos detractores, y; que el que tiene posibilidades hace con su dinero lo que a bien tenga. Como bien lo han dicho los aludidos, todo ha sido una exageración de la organizadora de la boda, ella como buena empresaria quería dar lo mejor de sí.
Pero más allá de eso, ¿acaso los pobres no nos endeudamos como millonarios para hacer una fiestita, cuidando hasta el último detalle? ¿No es el mismo sentimiento que embarga a quien quiere que el mejor día de su vida sea inolvidable? Sí, si tuviéramos la oportunidad, haríamos exactamente lo mismo que el hijo del Vicepresidente, no escatimaríamos ni comida, ni bebida, ni fotos para las redes sociales.
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