Cada 24 de enero se celebra el Día Internacional de la Educación, fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas que ha visto necesario rendir justo homenaje a la formación de la persona en bien de la paz y el desarrollo humano.
La pandemia ha golpeado fuertemente a la educación a nivel mundial, tal es el caso, que el aprendizaje ha bajado enormemente afectando, en especial, a los niños menores de diez años al momento de aprender a leer, sin poder comprender o articular correctamente lecturas acordes a su edad. El tema de este año referente a la educación es: ‘Cambiar el rumbo, transformar la educación’, que fue emitido por la Unesco, sobre los futuros de la educación, pero que se ha visto truncado por el cierre de escuelas, el bajo interés en continuar estudiando y los medios necesarios para fortalecer el sistema educativo, que hoy requiere de verdaderas políticas públicas de parte de los Estados, de lo contrario, el cambio es eminente y los Estados serán los perjudicados.
Es por ello, que se ha propuestos transformar lo que requiere reequilibrar el futuro, priorizando las relaciones entre nosotros, con la naturaleza y, por supuesto, con la tecnología, como medio de avance y conocimiento inmediato, para así lograr la equidad, inclusión y participación democrática. Los estudiantes necesitan un soporte intenso para recuperar la educación perdida, especialmente en materias como las matemáticas, lenguaje, Ciencias Sociales, que dificulta en su desarrollo educacional y en el porvenir de la sociedad, como lo señala el contrato social del marco constitucional. La educación como derecho fundamental y responsabilidad colectiva, debe ser resuelto urgentemente, porque de ello depende nuestro futuro y el conocimiento de las próximas generaciones que tienen la tarea de dirigir las riendas del Estado.