Los procesos electorales quizá son la única herramienta de expresión de la voluntad política de cada uno de los ciudadanos, la cual decide y designa a sus autoridades.
En cada elección, voto a voto se configuran en contundentes mensajes que transmiten la forma de pensar y de sentir de los ecuatorianos.
En lo nacional, hay dos mensajes muy claros:
Uno: El triunfo del NO en la consulta popular evidencia un NO al presidente de la República y a su gestión. Un riesgoso revés político.
Tal como fueron planteadas las preguntas y tal como se argumentó la campaña por el SÍ, todo apuntaba a un triunfo de esa opción; sin embargo, los ecuatorianos encontraron en el referéndum la oportunidad para decirle al Presidente que no aprueban los resultados de sus decisiones.
Segundo mensaje nacional: En la elección de consejeros para el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, elegir cuatro de siete candidatos afines al correísmo claramente expresa la confianza que la población nuevamente deposita en esa tendencia. Así mismo, nos deja saber que a la ciudadanía le resultó difícil identificar y valorar individualmente a los candidatos y prefirió votar por una corriente política.
En cuanto a las elecciones seccionales, también hay mensajes transversales desde todas las provincias: el correísmo, Pachakutik y los movimientos locales son los grandes ganadores.
De igual manera, la población deja entender con claridad que castigó a los candidatos del partido del presidente Lasso y sus alianzas de la misma tendencia: otra forma de decirle al gobierno actual que no tiene su apoyo ni aprobación.
En Tungurahua, la mayoría de la población de la provincia se expresó: se aprueba la gestión del prefecto Manuel Caizabanda y se le ratifica la confianza. Pero no sólo eso, sino que su votación actual en relación a la elección de hace cuatro años se duplicó.
En cuanto a Ambato, los ciudadanos dejaron un mensaje contundente: confiamos la alcaldía a una mujer, joven e indígena; gran responsabilidad que asume la nueva alcaldesa, Diana Caiza.