En el año 2013, en la presidencia del directorio de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Tungurahua (CCENT) del licenciado Germán Calvache Alarcón –ahora ya no se elige presidente sino director, cosas de la “revolución ciudadana”- formé parte de la sección “Comunicación” como director, y los miembros de número señores Marlon Cuesta, secretario; Dr. Pedro Reino, Lic. Julio Balarezo y señor Leopoldo Nieto vocales.
El directorio consideraba que uno de los factores fundamentales para poder participar en la vida cultural, radica en que la ciudadanía pueda acceder en forma oportuna a la información relevante sobre las acciones provenientes de las organizaciones que tienen como misión ofrecer bienes y servicios culturales, pues la gestión de comunicación en los procesos culturales se constituye así en un factor relevante de la mejora de las condiciones de accesibilidad de las personas a los contenidos simbólicos y de esa forma satisfacer su derecho de acceso a la cultura.
La CCENTU debe mantener eficientes mecanismos de comunicación –más aún en tiempos de pandemia- con sus audiencias, asegurar a los ciudadanos y a sus miembros, el contar con un flujo de mensajes que le permitan adoptar las mejores decisiones sobre su inclusión en la dinámica cultural de Ambato. La gestión cultural requiere de comunicación, especialmente en aquellas instituciones públicas con financiamiento de los contribuyentes, están más obligadas que otras a difundir sus actividades y evitar la opacidad que hace tanto daño a la gestión pública.
La comunicación en las organizaciones culturales es una cuestión transversal relacionada con todas las áreas de funcionamiento de la entidad. De ella depende en buena parte la coherencia de la relación de la CCENT necesita establecer con la población. Continuará.