Indefensos

Agustín Sánchez
Agustín Sánchez

Antes de escribir una columna, reflexiono sobre temas de interés para la comunidad, esto sin perjuicio, de que pocos o nadie la lea, pues actualmente me genera conflicto decidir sobre qué escribir, especialmente en nuestra realidad donde los temas negativos desbordan frente aquellos que considero deberían apropiarse de los contenidos de prensa. Nuevamente en este espacio lo positivo se desplaza a causa de una delincuencia desbocada, que se aprovecha del complejo momento provocado por pugna de poderes entre quienes gobiernan y quienes quieren volver a gobernar. Si, estamos claros en que hay que distinguir hechos delictivos relacionados con el crimen organizado de aquellos delitos comunes, estos últimos a los que la mayoría nos encontramos diariamente expuestos.

Es que no podemos acostumbrarnos a vivir intranquilos, con miedo de salir a trabajar y compartir en familia en espacios públicos, convirtiendo en una especie de suerte el regresar a casa vivos, víctimas de un sistema podrido que garantiza derechos a delincuentes y mantiene en el limbo al ciudadano honesto y trabajador.

¿Exagero? Supongamos que un grupo de ampones arremete en su domicilio y dispara hiriendo gravemente a un miembro de su familia, la Policía en un intenso operativo detiene a los “presuntos” responsables, ¿está dispuesto a impulsar las acciones legales contra los detenidos?, digamos que sí, en ese preciso momento la balanza se inclina en contra de las víctimas, pues al exponerse ante los agresores, estos no tardarán en amedrentarlo para que desista de sus acciones. Entonces, ¿dejamos en manos del sistema de justicia?, es la otra posibilidad, considerando que dentro del desbordante número de casos en fiscalía, el suyo cumpla cierta “condición de excepcionalidad” y sea atendido con diligencia, para que finalmente recaiga en manos de un juez al que nadie lo exime de un “arreglo temprano” o amenaza de muerte a cambio de la libertad de los autores del delito, nuevamente, ¿no me cree? Revise el número de amenazas y muertes provocadas a los operadores de justicia en los últimos meses.

Me dirá entonces ¿qué hacemos?, no tengo la respuesta exacta, pero si estoy convencido que debe iniciarse por algo, concretamente en el caso de Ambato, con la ejecución del tan cacareado Plan de Seguridad Cantonal, basado en un diagnóstico real de las necesidades de las entidades responsables de enfrentar el crimen, un trabajo colaborativo entre Municipio y Policía para dotar de recursos a todos quienes intervienen en el encadenamiento antes descrito; y, sobre todo regresar a la organización barrial, pero no para inaugurar canchas de vóley sino para construir estrategias claras contra la delincuencia. Todo esto con autoridades firmes y decididas, caso contrario las cosas se complicarán más como hasta ahora.