El proceso para la creación de nuestra Madre Patria, ha tenido un devenir de sucesos congruos y necesarios que terminaron en la formación de la República del Ecuador, como lo narra su nostálgica historia, y, en su primera Constitución del 23 de septiembre de 1830, en su primer artículo textualmente dice: “Los Departamentos del Azuay, Guayas y Quito quedan reunidos entre sí formando un solo cuerpo independiente con el nombre de Estado del Ecuador”; es más, en su segunda Constitución de 1835, justamente celebrada en nuestra ciudad de Ambato, en su artículo primero, se señala: “La República del Ecuador, se compone de todos los ecuatorianos, reunidos bajo un mismo pacto de asociación política”. Dando cuenta que, a pesar de las adversidades el fin era mantenernos unidos en un solo puño, una sola hermandad social.
Toda esa franca construcción quieren botar al tacho de la basura un grupo minúsculo de ciudadanos guayaquileños cobijados en un partido político que ha dado mucho que desear a la sociedad ecuatoriana, y que hoy, han planteado convertir al Ecuador en un Estado Federado. En lo absurdo del caso, un sujeto envestido de la noble profesión de periodista, sin el menor escrúpulo ha vociferado “la república de Guayaquil”.
Como es de entender, cuando no sienten el amor, respeto y orgullo al territorio, a la sociedad en su conjunto, a esta honorable y gloriosa Patria, buscan la separación con artimañas legales, pero antiéticas, será porque son de origen libanés, porque sus predecesores no han sido parte de la creación del Ecuador o, porque se avergüenzan de la identidad nacional ecuatoriana. Recordemos que la hermosa Perla del Pacífico, en 1717 fue parte del Perú y, hasta hoy, el país vecino aduce que esa parte del territorio ecuatoriano, les pertenece. La mínima intención de separación da cuenta que nunca estuvieron a favor de esta querida Patria, sino de protervos intereses.