Homenaje para tres grandes ecuatorianos

Xavier Oquendo Troncoso

En julio, agosto y septiembre de este año, el Fondo de Cultura Económica de Ecuador decidió homenajear a tres grandes escritores vivos del país, reconociendo, en ellos, su trabajo perdurable, su gran talento para las letras y su oficio en la palabra.

Marco Antonio Rodríguez (Quito, 1941), ensayista, narrador y crítico. Uno de los más intensos analistas del lenguaje pictórico de los maestros de la plástica nacional. Sus cuentos y sus ensayos son de una finura y de un poder conmovedor, con una depurada escritura con la que define y explora los recovecos de una historia a la que vuelve poderosa. En sus cuentos ha creado singulares personajes, como el que narra e interactúa en ‘Historia de un intruso’, libro capital del relato. Además, fue un valioso profesor universitario. Todos sus alumnos lo recordamos con enorme gratitud.

Violeta Luna (Guayaquil, 1943) una de las poetas que mejor ha renovado la poesía bucólica en la lengua. Criada en la ciudad de San Gabriel, en Carchi, su lírica estuvo siempre amparada por el ritmo andino y las descripciones sensoriales. Sus composiciones gozan de una finísima música hecha de palabras. Es una maestra para componer imágenes y figuras de altísimo grado estilístico. Su lenguaje poético, muy reconocido, la convierte en una de las escritoras más importantes desde los setentas.

Abdón Ubidia (Quito, 1944) es uno de los pensadores y autores más valiosos de su generación. Sus novelas (‘Sueño de lobos’, ‘Ciudad invierno’ o ‘La madriguera’, entre otras) bien podrían ejemplificar a la gran narrativa ecuatoriana de los últimos años. Es el novelista que, para muchos críticos, ha sabido identificar, de la mejor manera, la realidad de la ciudad de Quito hacia los ojos del mundo. Además de sus reflexiones sobre la modernidad, la virtualidad y sus relatos fantásticos y de ciencia ficción. Es un escritor completo que ha sabido bucear por una infinidad de temas siempre con renovados recursos. Digno representante de la contemporaneidad en América Latina.

La obra literaria siempre jugará un papel decisivo en la historia de los pueblos. Más en épocas de crisis. Ahora mismo, que vivimos tiempos convulsos, la literatura es un refugio, un grito de resistencia, una fortaleza para el futuro.