¿Hasta cuándo?

Agustín Sánchez
Agustín Sánchez

Mientras la segunda vuelta electoral nos brinda un respiro, es necesario volver la vista a lo local, no solo para lamentarnos por lo que ocurre, sino para ocuparnos de que, fuera de quién sea el próximo presidente, nuestra querida ciudad aún enfrentará dos años de una administración que nos debe transparencia, gestión y decisión.

Así tenemos el vergonzoso capítulo de la remoción de la Alcaldesa, que independientemente del fondo que persiga y si los argumentos resultan válidos o no, debe contar con el visto bueno del Contencioso Electoral y los votos necesarios para la remoción. No obstante, dicho proceso ha reflejado un atropello a la ley, al conformarse una Comisión de manera irregular ‘entre gallos y media noche’, así como la manifiesta incapacidad o, incluso, la velada intención dilatoria de la segunda autoridad para convocar a dicho efecto. Los seguidores de esta administración aplaudirán lo sucedido, mientras que sus detractores insistirán en que debe continuar el proceso y removerla a toda costa. Quienes buscamos ser objetivos solo esperamos que se cumpla el procedimiento legal, que se atienda el pedido ciudadano y que el Concejo decida por mayoría lo que corresponde.

Me gustaría que todo terminara ahí y obviar el desastroso espectáculo vivido en nuestras calles durante la última edición de la FFF, así como los diversos cuestionamientos que surgieron en torno a la contratación de eventos que formaron parte de la misma. Lamentablemente, ese es otro de los capítulos que nos lleva a concluir que las cosas no funcionan. Por otro lado, cabe preguntarse, ¿cómo puede desarrollarse una ciudad bajo el pretexto de la falta de una ordenanza para sancionar construcciones sin permiso, permitiendo que, a vista de la autoridad de control, exista un desmedido y abusivo aprovechamiento de un ‘vacío normativo’?, ¿y entonces?, ¿debemos conformarnos con esta postura que desconoce los mecanismos legales para dictar medidas cautelares que suspendan tanto atropello a la ciudad? O, por el contrario, ¿debemos exigir que se ejerza el control necesario y evitar que prescriban acciones que están prohibidas y nos afectan a todos?

No se trata de bandos políticos, se trata de nuestro espacio público, de nuestro derecho a la ciudad, que merece recuperar el sitial nacional que nos enorgulleció por años, y que ha caído en decadencia debido a la prevalencia de intereses particulares sobre los colectivos.