Grietas

Mario José Cobo
Mario José Cobo

Aunque no tenga derecho alguno en comentar los hechos de los últimos días, si tengo que decir que me he preocupado al ver las grietas del pavimento que sostiene nuestros pies. Veo marcas, roces, conflictos… y, como ríos, las gotas inseguras de inestabilidad, inseguridad y pobreza van llenando los espacios que deja las fisuras del suelo.

Las bases de nuestro sistema social se tambalean, una vez más, frente al tambor de la protesta y el movimiento apasionado de grito, frustración y caos. Pero en su mísera cordura, el tiempo no da tregua y el Ecuador suda de impotencia, al ver que ahora ninguno llega a final de mes.

Nos duele este país almidonado, nos duele a todos. No conozco a nadie que no esté a favor de una transformación sistémica que nos permita salir del tedio incauto del subdesarrollo, pero es un juego muy complicado de entender y son todos los actores y sectores de nuestro Estado los que se deben ver envueltos para conseguir el progreso en todos sus sentidos.

Soy partidario del diálogo, la discusión social y la movilización… una sociedad civil fuerte es un síntoma de una democracia saludable. De todas maneras, no podemos impedir a otros la capacidad de decidir, trabajar, y salir adelante. A todos nos ha parido la misma montaña, y por suerte o por desgracia, compartimos todos el mismo techo. Por ello, no hay otra solución que sentarnos a dialogar, en igualdad de condiciones todos sentados en la misma mesa. Hablar y dejar hablar… hablar y dejar hablar… hablar y dejar hablar.

¿Cuándo vamos a reconocer nuestra humanidad compartida? ¿Cuándo entraremos dentro del pragmatismo? ¿Cuándo veremos con perspectiva la imagen global de nuestra situación?

El piso roto y mi tristeza en el aire frío llenan el valle… mis recuerdos mudos de niñez e inocencia se nublan ante el temor de la caída… grietas que van cuarteando nuestros lazos hermanos para hacer que sea aún más difícil la esperada reconciliación.  Amigo, cargo tu espejo, mírame en tu reflejo… no hay tiempo que perder.