No pasaba ni un mes de Gobierno de Guillermo Lasso y Leonidas Iza ya planificaba una protesta que al final no tuvo éxito, pero en ese preciso momento se exteriorizaba el afán personal que tendría el líder indígena para con el nuevo Gobierno.
Indudablemente se dio cuenta que debía esperar el desgaste político de Lasso para nuevamente contratacar, y así lo hizo, luego de un año y en un escenario desfavorable para el Gobierno encontró su oportunidad.
No se trata de una reivindicación social, en lo absoluto, esta paralización es producto del odio, del oportunismo, de la ambición y del resentimiento de Iza, un tipo muy peligroso que tiene entre ceja y ceja desestabilizar al Gobierno inventándose una lista de pedidos absurdos e incumplibles.
En su mayoría como el pretexto ideal para sacar del poder a Lasso, ese es su verdadero objetivo, igualmente no me cabe duda que atrás de toda esta revuelta hay un personaje funesto para el Ecuador y es Rafael Correa que ya sabemos lo inescrupuloso de su accionar.
Cuando fue su mandato blindó Quito y hasta colocó vallas en las carreteras manejando una estrategia de comunicación y una maniobra política, militar y policial para reprimir y bloquear cualquier intento de desestabilización, ¿ pero ahora si les apoya? Eso se llama cinismo y oportunismo de un político corrupto.
A esto se suma una vergonzosa Asamblea en donde probablemente ya se barajen intentos golpistas, donde seguramente se busque una coartada para una amnistía a Correa.
Quien sabe ya están pensando en alguna figura para la destitución del Ejecutivo, no me sorprendería.
Pese a que muchos ecuatorianos no están de acuerdo con este Gobierno, la mayoría tampoco quiere una desestabilización, necesitamos trabajar, producir, recuperarnos de la pandemia, no debemos permitir que paralicen a todo un país por la ambición de tres o cuatro golpistas, la gente está cansada, no debemos permitir que estos arribistas se salgan con la suya, por cierto ¿quién está financiando esto?