Sin estrategias políticas de Estado, sin un mínimo conocimiento público y económico, sin transparencia electoral se nombran personas incompetentes, para dirigir el destino de la patria, con un asistencialismo obligado y un populismo aberrante arrastrándola a un aciago final sin Dios ni Ley.
Los tremendos vacíos de poder y comunicación, torpe corrupción, frustrada ideología, enigmático comportamiento político por los sueños marxistas, quedan guardados en la historia.
Lamentable realidad quizás sirva de experiencia en las nuevas generaciones, y el dolor, que producen los desgobiernos deshonestos no se vuelva a repetir. El asistencialismo con bonos no resuelve la pobreza, al contrario, ciertos individuos sin inteligencia la multiplican cuando llegan a ser autoridades por medio del clientelismo electorero manipulando con sus ruines mañas, al poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial. “No regales lo que no te pertenece”, pero, la insistencia de la defraudación es fracaso institucional, monetario, sanitario, ético, moral.
Con una gestión gubernamental sin liderazgo, sin norte, contrario a la lógica, sin comprensión, insustancial, sin aquiescencia urbana por su falta de prudencia en el gasto, en fin, su mínima gestión para adquirir vacunas contra el Covid-19, y las irrisorias, que están llegando han creado un grave escenario con listas de privilegiados, característica iniciada en los mismos laboratorios farmacéuticos.
Totalmente se ha perdido la confianza en la clase política contemporánea, ya que, la indolencia de los funcionarios públicos se manifiesta, atesorando prerrogativas personales y su círculo vicioso del poder. En el 2021, una pequeña parte de la población será vacunada, pues, el grado de impunidad ética y política es soberbia inscrita con excesos.