Frente a la eutanasia

Jaime López

Cuando la pena y la tristeza invaden el ánimo del visitante a un Hospital  lleno de carencias farmacéuticas para poder cumplir  con el paciente, le agobian además  los sentimientos  que provocan la  ausencia  de  los derechos humanos y no saber a dónde mismo y a quien hay que reclamar el cumplimiento de los mismos, sobre todo si el enfermo no tiene el dinero suficiente para adquirir las medicinas que  receta el Médico y debe  comprarlas en las Farmacias cercanas  al Hospital símbolo de la Seguridad Social, que proliferaron  en número porque presintieron a tiempo lo que pasaría y que el negocio entonces iba a beneficiar a las cadenas empresariales encargadas del negocio. Escuchar  las súplicas del paciente, que no está solo en la habitación si no junto a otros enfermos, realmente conduce  a la reflexión que es un eslabón más de la cadena que oprime la  obligación de vivir  en la libertad de ser y   en la de sufrir  en forma diaria  todas los informes de masacres, sicariatos, robos, secuestros y dolorosos etcéteras  que están conformando la historias que nuestras futuras generaciones no las justificarán, se piensa en los Derechos Humanos  y en la declaración que muchos países firmaron, por supuesto que no todos, en su Art.7 que nos dice que el Derecho a la vida significa la oportunidad de vivir nuestra propia vida siguiendo las reglas genéticas como fue concebida y si hoy no es practicada según las normas, no debe existir argumentos para que el ser viviente no piense que puede interrumpirla, es decir, no  hay que justificar acciones del verdugo que se apropia del derecho humano personal e intransferible y fabrique agonías que semejan las hogueras de la inquisición, y grite a los cuatro vientos que la eutanasia no se debe permitir. ¿En dónde está la virtud de la compasión para el que sufre y la solidaridad con su dolor­­­? ¿O somos solidarios con el triángulo delincuencial que pretende la eutanasia para el Ecuador?