Las grandes ciudades se han convertido en depósitos de basura, desperdicios y emisiones de gases producidos, especialmente, por vehículos que a diario circulan y generan partículas de carbono contaminantes para la respiración de todo ser vivo; pero, se ha vuelto tan cotidiano que al encontrarse en el campo la persona tiene dolor de cabeza o mareos, algo inusual y de mucha reflexión pero que está sucediendo en la actualidad.
El pasado 5 de junio fue un día para recordar y homenajear al Medio Ambiente, como coadyuvante de vida, pero poco o nada se hizo al respecto, priorizamos nuestras actividades enfocadas en el bienestar individual y grupal, antes que cuidar y proteger la naturaleza y el medio ambiente como protectores de las especies vivientes. El uso de plaguicidas de las agroindustrias en frutas y verduras que llegan a los supermercados con poco valor nutricional, la desaparición de aves e insectos, como está sucediendo con la abeja, ser generador de vida, nos convierte en los más destructores de los valores de la naturaleza.
Consumimos alrededor de cien millones de barriles entre petróleo, gas y carbón, que una vez convertidos en fósiles se riegan por la atmosfera, produciendo el calentamiento global y la variación abrupta del clima, nos preocupamos más en realizar carreteras de cemento, en realizar grandes edificaciones utilizando materiales que afectan al medio ambiente, explotamos y extraemos todo lo que la naturaleza ha creado, el cobre, oro, plata del Ecuador es extraído de las minas del Mirador y de Fruta del Norte, donde se remueve un millón de toneladas de minerales para, apenas poder obtener menos de una tonelada de algún mineral, y lo peor de todo, nunca se podrá restablecer a su estado original. Cuidar y proteger el medio ambiente es un demostración de amor a las futuras generaciones.