Ni la política, ni la religión, internet

FABRICIO GUERRERO
FABRICIO GUERRERO

«En la mesa no sé habla ni de política, ni de religión». Una frase que tal vez más de uno ha escuchado y acatado. Siempre con el objetivo de evitar una discusión ¿No? Evitarnos un debate «innecesario» entre familia. Sin embargo ¿Que tan prudente es esto? ¿No estaríamos mermando la participación y empoderamiento democrático al normalizarlo?

Para empezar, hay que dejar claro que, al rehusarnos a debatir de política, nos privamos de informarnos sobre los temas que más impactan a nuestra realidad y entorno. La participación ciudadana y el flujo constante de información son los pilares fundamentales a la hora de hablar de democracia, sobre todo, si hablamos de una democracia digital.

Con la demanda de innovación por la pandemia, la democracia digital toma más relevancia en la región y sobre todo a nivel global. Comúnmente se asocia este término con únicamente el voto electrónico, aun así, va mucho más allá. Consigo, el Estado debe garantizar el acceso a la información y, por ende, acceso a internet con el fin de promover la construcción de nuevos espacios públicos dónde se discutan decisiones de nivel político, social e inclusive jurídico.

Este es un reto en el caso ecuatoriano, la participación activa puede ser un trago amargo para algunos, pero es necesario para todos. No es posible sensibilizarnos en cuanto a nuestro entorno si huimos de la política y no generamos conciencia sobre la misma. El acceso de información es tan necesario como una mesa abierta al diálogo para concebirnos como una democracia saludable.