La locura tiene varias causas como la droga, traumas psicológicos, herencia genética y obsesión patológica entre otros. Posiblemente lo de Vladimir Putin sea obsesión expansionista, que busca riqueza subterránea como hierro y cobre.
La intención de Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, es de pertenecer a la OTAN, lo cual creó el celo al gobernante ruso que ahora declara que no puede aceptar a sus enemigos como sus vecinos y, teóricamente ese es el origen de la nefasta y abyecta guerra que nos tiene alarmados y nerviosos a todos.
Desde hace varios años, existe el equilibrio del terror maquillado con el nombre de guerra fría, entre todos los países que tiene la bomba atómica, primero porque su uso es arma de doble filo, y constituye un harakiri y, segundo porque si Putin la lanza, Zelenski y los miembros de la OTAN se la devuelven, no solo se afectan los actores y contrarios sino también la humanidad entera.
La Diplomacia de la ONU y representantes de los países en conflicto, como de todos los continentes deben intervenir con urgencia para poner fin a esta guerra mentirosa, cuyas pretensiones son de intereses económicos y territoriales, para que retornemos a vivir en paz, no procede suspensión provisional sino terminación total de la guerra.
La tesis del agresor de pedir que se rindan y del agredido de ofrecer dólares son intolerables. Leonardo Da Vinci dijo: “Todo es pasajero en la vida” y Friedrich Nietzsche dijo: “El amor al poder es el demonio en los hombres”. Y María Teresa de Calcuta dijo: “La paz comienza con una sonrisa”. Tomas Alva Edison dijo: “Estoy orgulloso porque nunca invente armas para matar” y Lao Tse dijo: “El dominio de sí mismo es el verdadero poder”.
Luchemos para que se imponga el amor en contra del odio, para que el dominio propio evite el uso de la fuerza, y así podamos conseguir una sonrisa de paz permanente, evitando esa ambición obsesiva de Putin para posesionarse en Kiev, y terminar con la guerra.