Entre campañas y ofrecimientos

Christian Pérez

Una de las afirmaciones más certeras del politólogo francés, Mauriçe Duverger, autor de la obra “Les parties politiques”, es que “los partidos políticos son la clara expresión de la sociedad a la cual representan”, y en sentido extensivo, yo diría que los candidatos y autoridades representan la educación democrática de sus electores.

Desde la Constitución de 1830, para gozar de los derechos de ciudadanía se requería “tener una propiedad raíz, valor libre de 300 pesos y ejercer alguna profesión o industria útil”; para ser elector se exigía “gozar de una renta anual de 200 pesos que provenga de bienes raíces, o del ejercicio de alguna profesión o industria útil”; y, para ser elegido diputado y presidente de la República existían también exigencias patrimoniales. La capacidad para elegir y ser elegido se subordinaba al poder económico.

Posteriormente, estas exigencias económicas desaparecieron, democratizándose la participación política, señalándose únicamente requisitos de edad, sometiéndose, entonces, al libre albedrío ciudadano, limitada únicamente por la responsabilidad de elegir a los cuadros más idóneos, y de postularse respondiendo a la conciencia cuando exista la preparación para el cargo de elección que se pretende.

La palabra clave: “responsabilidad”. En efecto, no se pueden exigir requisitos de preparación académica en un país que no tiene la capacidad de garantizar el derecho a la educación, hasta el más alto nivel, a toda su población. Entonces, la responsabilidad nuevamente aparece en los electores y los candidatos.

Hoy escuchamos, anticipadamente, de un lado, propuestas irreales desde los candidatos que optan por ganar su primera elección; y de otro lado, de forma antiética, inauguran obras y se hacen publicidad aquellos que pretenden la reelección. ¿Están actuando con responsabilidad? Les corresponde a los electores juzgar, y sobre todo, darles su confianza desde su voto responsable, sin perder de vista aquello que está en juego: el presente nuestro y el futuro de los que vienen. Responsabilidad, valor relevante en el ejercicio democrático.