Más allá de pretender insistir en la crítica situación que vive el Ecuador: una pandemia casi sin control; una economía destrozada; una enorme inseguridad ciudadana; inaceptables diferencias económicas y sociales; una niñez afectada por la desnutrición, una vez concluido el proceso electoral el pasado domingo es indispensable asumir una actitud colectiva de cambio, en el sentido que en forma magistral la describe la señora Elena Córdova quien en un mensaje recibido a través de las redes señalaba la responsabilidad que a cada uno nos corresponde para ser actores de una transformación que cambie nuestras vidas y las de quienes nos rodean.
Elegir un Presidente de la República no significa cargar sobre sus hombros la responsabilidad de resolver los problemas de la nación, significa asumir con él la tarea de transformar una realidad.
Por ello resulta trascendente en este momento aceptar la invitación que nos hiciera el entonces candidato, para encontrarnos; para unir nuestras fuerzas, nuestras iniciativas y talentos, nuestras voluntades, en cualquier lugar en el que nos encontremos; para superar nuestras diferencias, desterrar los prejuicios, las causas de división; aceptar las opiniones diversas y en un encuentro cívico renovar aquella promesa que algún día formulamos abrazando nuestra bandera, de trabajar sin descanso por hacer del Ecuador una patria próspera, que propicie oportunidades a todos los ecuatorianos para liberarnos de la enfermedad, la ignorancia, la pobreza, la marginalidad y el abandono, y cada día con pequeños esfuerzos que sumados constituirán una gran fuerza, alcanzar sin distingos y egoísmos, superar poco a poco la difícil situación en la que nos hallamos.
Nada habríamos conseguido si a través de nuestra elección, simplemente esperamos que el nuevo Presidente resuelva todos los problemas, porque solo no lo podrá hacer. Con el esfuerzo de todos, si será posible.
Hagamos entonces de la elección democrática un compromiso para caminar juntos. ¡¡¡Encontrémonos!!!