Elecciones y más

CARLOS CONCHA JIJÓN
CARLOS CONCHA JIJÓN

Me parece que ya comenzó el revoleteo, no de pájaros, pero sí de potenciales aspirantes a los cargos de elección popular. Se viene la bullanga en calles y barrios acompañada de estridentes sonidos de música afín a las propuestas del candidato.

Ya se encuentra el ambiente salpicado de ofertas mentirosas sobre obras que no dicen cómo serán financiadas, pero han salido  a la cacería de los votos empleando la práctica de la afiliación, para coger a los votantes de “cacho y barba” haciéndolos copartícipes del supuesto proyecto, sin duda las propuestas lloverán como pajaritos pintados en el aire, pudiendo inclusive como acción repugnante de pagar por la afiliación al partido, actitud parecida a la oferta que hizo Andrés de pagar mil dólares por el voto para la presidencia de la República; como no ganó dejó el país y ahora es más mexicano que nunca, pero dejó en el país tremendas huellas de inmoralidad en su paso como pipón del Banco Central.

Esmeraldas sigue creciendo desordenadamente, sobre todo en las lomas colindantes a la ciudad y en las Islas de la parte baja sin control, pero con peligro de una creciente desbordante del río o incluso una inusitada penetración del mar como efecto del calentamiento global.

Esmeraldas se encuentra abandonada a su suerte, cuando vemos una ciudad transformada en mercadillo y al mismo tiempo amenazada por un bandolerismo criminal. El crecimiento de la ciudad continúa desordenadamente porque se sigue construyendo de manera anárquica.

Los problemas de Esmeraldas pululan como estrellas en el firmamento y seguimos recibiendo respuestas todas llenas, rebosantes de demagogia. Se acercan las elecciones y no se conoce un verdadero y efectivo plan para resolver los problemas de la ciudad y provincia, que debieron darse en la convergencia de ideas y no continuemos ejercitando soluciones insustanciales de meras posiciones que se apartan de una aptitud política, para caer grotescamente en la vulgar politiquería que tanto daño a hecho en donde perdemos todos.