El proyecto

Javier Corella Sánchez

Si los seres humanos lográsemos sembrar cada buen hábito quizá pudiésemos cosechar un gran destino. Solemos destacarnos por avizorar las circunstancias que anhelamos para sí y quienes amamos, aunque muchas veces nuestras acciones nos alejan de su cumplimiento hasta llegar a un punto sin retorno en el cual la prioridad varía.

¿Hay error en el cambio de prioridades? ¿Acaso el sentimiento de frustración podría socavar profundamente en nuestro ser a tal punto de no poder lidiar con nuestra presente realidad? Definitivamente no, mucho de lo que hoy vivimos contribuirá a cumplir retos futuros que per se otorgarán valor agregado a nuestras vidas y entorno.

Varios objetivos se vieron alterados por factores como crisis económica, una pandemia mundial, pérdidas de enorme valor, entre otros, es entonces en donde los proyectos se cuestionan hasta diluirse. Me convenzo día a día que es momento de retomar proyectos, inventariar insumos, saber a qué panorama nos enfrentaremos, calcular el tiempo en el cual vendrán los esperados cambios e inteligentemente proceder.

No solo desde el marco individual, sino el colectivo – familiar, empresarial, gubernamental ¿por qué no? Urge retomar acciones que coloquen la mira en objetivos claves para el porvenir. Los factores externos tanto de orden natural o causal se manifestarán a cada momento, pero la valía que otorguemos a nuestros objetivos marcará la diferencia en los logros alcanzados.

Vivimos en una ciudad de bonanza, con habitantes que procuran su desarrollo, con autoridades que elegimos y sobre las cuales tenemos el poder de demandar ante los evidentes problemas sociales que nos cubren, sabemos lo que tenemos y descubrir lo que somos es el reto, es hora de inteligentemente volver a accionar. El proyecto tiene un nombre, se llama plenitud.

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