Victoria Ramón
En Ecuador, los cortes de luz y agua se han convertido en parte de nuestra rutina diaria. Pero, ¿cómo llegamos a este punto? Decisiones mal tomadas, el cambio climático, la falta de planificación y, sobre todo, un Estado que no ha sabido gestionar lo más básico para el bienestar de su gente.
Los recientes apagones y cortes de agua son más que simples inconvenientes; son un llamado urgente a reflexionar sobre la fragilidad de nuestro entorno y la ineficiencia de quienes nos gobiernan. Aunque la mala gestión estatal es un factor clave, el calentamiento global también agrava nuestras crisis hídricas y energéticas.
Cada interrupción en los servicios básicos no solo es un símbolo de nuestra vulnerabilidad, sino también un reflejo de la irresponsabilidad de quienes tienen el mandato de protegernos. Es imperativo que nuestros líderes asuman su responsabilidad, gestionen adecuadamente los recursos y enfrenten el cambio climático con acciones concretas. Y nosotros, como ciudadanos, debemos ser conscientes de que cada voto tiene un impacto duradero en
Lo más importante es recordar que esto no es casualidad. Cada vez que elegimos a un político, estamos decidiendo quién tomará las decisiones que afectarán nuestro día a día. No se trata solo de promesas de campaña; se trata de acciones concretas que, como vemos hoy, nos impactan a todos. La crisis energética que vivimos evidencian más que nunca la urgencia de políticas eficientes.
¿Seguiremos eligiendo por simpatía o promesas vacías? El futuro se decide en las urnas, y si realmente queremos un Ecuador mejor, debemos empezar por elegir mejor. Nuestro presente y futuro están en juego.