El país de nadie

Iván Paredes

La historia nos da cuenta de un país grande, fuerte, aguerrido, que ha sabido salir al frente de avatares sociales y naturales con la hidalguía que le ha caracterizado en sus momentos de infortunio; pero, aquella fuerza y valentía se ha desvanecido frente a la politiquería y corrupción que se ha convertido en una lacra del Estado, haciendo que el querido y maravillado “país de Manuelito” se transforme en “el país de nadie”, donde todos hacen y deshacen a su antojo lo que a bien quieren como tuvieron la puerta abierta para viajar al extranjero desde donde critican como grandes sabedores u otros que postean sus excentricidades como la hazaña de sus vidas con recursos usurpados del país de nadie.

Es que, se puede hacer de todo y pasar todo, nadie tiene el valor de enfrentar a los malignos, tanto, porque, inmediatamente se contagia y se corrompe o, porque tiene rabo de paja, pero, que lindo que hablan y se expresan en tiempos electorales, valerosos guerreros combatientes de la corrupción y de manos limpias que sangraron el país de nadie. Y, no se puede calificar de otra manera, cuando el representante de la máxima entidad de control, como es la Contraloría General del Estado despacha desde la cárcel, al igual que el Defensor del Pueblo, entidad que protege los derechos de los ciudadanos, detenidos por delincuencia organizada y violencia sexual, en su orden, con colaboración de “ilustres ciudadanos” como lo expreso la digna Fiscal de la Nación; es más, autoridades que gobiernan con grilletes, con innumerables juicios a vista y paciencia de una sociedad que está atada por leyes y reglamentos que los protegen, convirtiéndose en una afrenta para un país glorioso e insigne que no debería pasar por tan semejantes vergüenzas.