El mismo no sabe

Jaime López

La gran mayoría de analistas, prensa escrita, televisión y radio, han coincidido en que los Asesores del Presidente Lasso no han tenido la capacidad ni la formación intelectual requerida, para ejercer debidamente su ejercicio de ayudarle al Sr. Presidente en la conducción de un País, cuyos índices valorativos disminuyen cada día de su mandato. Pero lo que nos han provocado sus resoluciones e intenciones tomadas en las tres  últimas semanas, es que con la justicia con la que se deben tratar los monumentales errores causados y programados, pensemos en que los Asesores evidentemente están atados por sus compromisos con las dos agrupaciones que políticamente tienen la preponderancia y con aquel que sintiéndose líder comunal hay que llamarlo Iza y sus secuaces, porque del despojo llamado Asamblea no hay para que analizar sus intenciones, porque de sobra se sabe que su suicidio se llevará a cabo  algún día de éstos. Empecemos: haber solicitado la renuncia al General(r) Patricio Carrillo del  Ministerio del Interior para reemplazarlo con un Coronel(r) sin respetar jerarquías es algo que sus Asesores jamás lo habrán aconsejado porque representa elemental falta de conocimiento de la Institución. Su sentimiento y actuación frente al asesinato de la Sra. Bernal es  el retrato de la mentalidad interior que tiene el Sr. Lasso. que para permitirle decir que con el derrocamiento de un edificio se habrá castigado al culpable – si no lo dijo textualmente así pensó-, le sitúa en un lugar  especial dentro de las páginas de las estupideces pronunciados por ejemplares como Somoza, Maduro, y tantos más, que estarán escritas en lo que se escribirá sobre el bestiarios de muchos Jefes de Estado americanos que se recuerdan. Haber propugnado la salida de la Presidencia de la  Comisión de Fiscalización de la Asamblea, al Lcdo. Villavicencio, el único  funcionario ecuatoriano que ha respaldado a la Sra. Fiscal Salazar, arriesgando su vida para denunciar y combatir la corrupción imperante desde los regímenes del prófugo y de su amigo Lenin y que ahora por las votaciones decididas en Carondelet ya no  seguirá. Todo esto nos permite finalizar el artículo pensando que el Sr. Lasso mismo no sabe  lo que dice y hace. Así de simple y  vulgar.