El dolor también es nuestro

Jaime López

Inmersos como estamos en el recuerdo de los días soportados de terrorismo y violencia, aquellos de octubre 2019, que atentaron contra los fundamentales derechos humanos, que destruyeron gran parte de nuestro Quito Colonial, debemos reclamar altivamente el castigo de los integrantes de estas hordas criminales constituidas como un verdadero comando, para infiltrar al movimiento de indígenas, altivos e ingenuos, que no repararon que fueron tomados por los terroristas como justificación, para el cometimiento de crímenes que estaban planificados en ciertos niveles y que poco a poco se están identificando.

Porque no se puede tomar como coincidencias que en Chile se cometieron actos similares, tampoco se pueden tomar con coincidencias lo que pasó en Perú y en Colombia, debemos vivir y recordar esa historia  que ha sido planificada como historia nacional de los países.

Donde han sucedido los actos terroristas, en el Foro de Sao Paulo y sus postulados. Así que lo que hoy sucede en nuestro país hermano Colombia, no es otra cosa que un grito de alerta para sentir en carne propia el dolor de los colombianos, que son asesinados por sus propios hermanos, y empezar a edificar nuestra gobernabilidad de manera urgente, para ser protagonistas del próximo Gobierno y llegar a la gobernanza  que todos anhelamos. Cómo no vamos a sentir el dolor de Colombia, nuestro y profundo, y no combatir de manera rápida y urgente lo que pretende hacer el excontralor para librarse de la investigación que nuestra adalid Fiscal General ha dispuesto para castigar su corrupción. Si los populistas creen que los postulados del Foro de Sao Paulo son sus principios, que se vayan con el maduro venezolano, a combatir lo que allá ocurre, que no pretendan conformar las brigadas armadas en los barrios ecuatorianos, asesorados por los cubanos, para eliminar  a quienes se opongan. Que el dolor de los hermanos colombianos promueva nuestra solidaridad. Que seamos conscientes de que aún tenemos valores humanos para transmitir a las generaciones que vienen.