El cuento de nunca acabar

Rocío Silva

La expresión “el cuento de nunca acabar” proviene de una clase de cuentos en los que no aparece la palabra “fin”. La característica de estos cuentos es que prometen un relato interminable, pero no cuentan nada en realidad y se agotan a sí mismos en una recursividad infinita, provocando la frustración y el agotamiento del oyente.

Un excelente ejemplo, en la comarca de las flores, es el cuento titulado “El cíclope del terror”, que a continuación refiero: Había una vez un burgomaestre I, sentado en su trono, a quien se le ocurrió que era necesario poner orden en el trajín la comarca, pues, las callejuelas estrechas y laberínticas podían ser el pretexto para que la comarca, alcance aires de ayuntamiento; entonces, no faltaron sus bufones y arlequines que se dieron modo, para hacer posible el sueño del burgomaestre, pese a que el Consejo de ancianos, no estaba de acuerdo, pronto se encomendó a unos hábiles joyeros de la corte la construcción de unos cíclopes rígidos de hojalata, que cuando notaban que el corre-corre de la plebe no se detenía, lanzaban una llamarada que dejaba desnudo al desobediente.

El tiempo del burgomaestre I pasó, llegó desde el antártico del burgomaestre II, que, pese a que el Tesoro del Reino había decretado, que los cíclopes de hojalata son un atentado para los lugareños de todo el reino, prefirió mantenerlos, mientras su destino decurría, entre los festejos de una silla de piedra y macetas grotescas.

Empezaron los pregones para el burgomaestre III, y la suerte favoreció a aquel locuaz, que nunca hizo mención a los cíclopes, sin embargo, en el tercio de su permanencia, por el clamor de los súbditos desvalijados el Consejo de Peregrinos del Reino, dispone se derrumben los cíclopes, el locuaz burgomaestre III, no cumple las disposiciones; y, anuncia con fanfarrias  y clarines, que mandará derribar a los cíclopes, que un día de estos, que un mes de estos, que un año de estos, que un día de estos, que un mes de estos, que un año de estos… [email protected]