Efectos publicitarios

Rogelio Morales Cattani

Galeano, en “Espejos”, nos recuerda que cuando se introdujo la gasolina con plomo para conseguir mayor velocidad en los vehículos, se hizo una agresiva publicidad que estimulaba su uso, a pesar que este tipo de combustible causaba graves daños en el sistema nervioso de las personas. Rápidamente las evidencias obligaron a suspender y limitar su empleo, pero los responsables de esta acción, Charles Kattering y Alfred Sloan de la General Motors, pasaron a la historia no por este tipo de crimen ambiental en el que estaban comprometidos, sino porque fundaron un gran hospital.

Alfred Nobel, inventor de la dinamita con la que se han hecho grandes obras y también mal utilizada a causado grandes explosiones atentados y crímenes, donó sus ganancias a favor de la ciencia y ahora existe el “Premio Nobel de la Paz”

En el tema de las “vacunas” contra el SARS-CoV 2, no sabremos sino en el largo plazo, los posibles efectos indeseables, o quienes se beneficiaron económicamente con la “vacunación masiva”. Si esto es un fracaso, es posible que siempre asomen donadores de hospitales.

En Ecuador se ha ofrecido realizar una reingeniería del sistema sanitario y todos esperamos que así sea, la pregunta es ¿cuándo.?. Será difícil, por la falta de recursos y porque se pretende hacer con los mismos mandos medios que enquistados en el MSP, detienen el progreso en el sector sanidad y hasta traban los procesos.

El Sr. Vicepresidente ha recorrido el país en campaña y ya como segundo mandatario, aparentemente tiene un diagnóstico de la situación sanitaria y hospitalaria, ya es hora que actúe y comience a cumplir con las publicitadas promesas. Hospitales como el de Alausí, Pedernales y Chunchi, requieren decisiones urgentes y concretas, ya no más estudios ni dilaciones o prórrogas.

La obligación que tiene el estado de proteger la salud de la gente, que no quiere más publicidad, sino decisiones políticas y acciones inmediatas, todo retraso afecta al principal protagonista de todo sistema de salud, el paciente, a quien juraron servirle.

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