Ecuador, país de lo increíble

Jaime López

Los ecuatorianos amanecemos todos los días, desde hace mucho tiempo, con la inquietud de saber qué es lo que ha ocurrido ayer y seguir siendo los ciudadanos que debemos ser, conservando nuestros valores a pesar de que los protagonistas de lo absurdo se empeñan en destruir los valores colectivos y la poca educación que es distintiva de los días nacionales. Se está eliminando lo que debemos creer y lo que debemos confiar y las instituciones rectoras de esta circunstancia, pobladas de Tribunales y Jueces a los que la Legislación, las Normas Jurídicas, el Debido Proceso les importa un comino, se empeñan en tejer las marañas para que nadie entienda como mismo es aquello de caminar por rumbos llenos de recovecos, de argucias ofensivas, de ejercicios Profesionales del Derecho ejecutados por muchos que parecen haber obtenido su título en Universidades que nunca existieron o a las que nunca asistieron. Como ejemplo, cabe mencionar lo que se ha resuelto en el caso Bucaram e hijos que luego de varios meses de expectativa hoy se le dice que todo vuelve al principio, que los testimonios contundentes de la Fiscalía no sirvieron, que los que fueron condenados dentro del proceso saldrán libres, seguramente se decretará que el asesinato de un involucrado nunca ocurrió. Y revisando lo increíble lo que pasa con la Contraloría realmente llega a lo burocráticamente estúpido. La señora encargada de ejercer la función encuentra que no puede seguir porque las marañas no le dejan caminar y enfrenta denuncias seguramente ordenadas por el mismo Contralor detenido, quien ejerce su defensa desde la cárcel amparado por incendio de documentos provocado desde el interior del edificio, ocurrido aquel octubre lleno de ejércitos de terroristas contratados para el efecto. Y cerrando los increíbles que ocurren en el país, el Defensor del Pueblo detenido por una riña propia de individuos dse baja estofa, adornada por delito sexual, lanza sus manotazos desde la cárcel, ni más ni menos. Inaugurado un nuevo Gobierno seamos dignos de nuestra Historia.